Hace apenas un mes y medio un vertido sin nombre, pero con apellidos escritos en letras mayúsculas provocó la muerte de centenares de peces en la Ría de Navia. Ante tales hechos el equipo de Gobierno del Ayto de Navia se trasladó recientemente a la Conserjería de Medio Ambiente de Asturias, al objeto de solicitar los resultados de las analíticas practicadas en las aguas ribereñas, así como para comprobar si se ha procedido a la incoación de un expediente sancionador por tales hechos.

A nadie se le puede escapar que un desastre de tales magnitudes exige actuaciones inminentes, pero tampoco a ninguno de los habitantes de los municipios bañados por el Río se les olvida que, diariamente, esos vertidos son una realidad, y aunque el índice de destrucción no sea tan elevado como el padecido durante el mes de agosto, “gutta cavat lapidem”….

Mientras esto ocurre en el agua, la atmósfera que circunda los Concejos de Coaña y Navia ve como se incrementa su nivel de polución debido a un incendio “incontrolado”en la biomasa que la fábrica de celulosa ENCE había ido acumulado en el recinto fabril.
Espero la misma diligencia en nuestros representantes a la hora de exigir responsabilidades, aún a sabiendas de que su pasado laboral les pueda hacer caer en un falso corporativismo.

Ambos hechos han logrado calar en los medios de comunicación asturianos, pero se trata de un protagonismo efímero, los que aquí vivimos llevamos sufriendo desde hace muchos años un nivel de contaminación que raya lo delictivo, donde colectores despiadados vierten sus deshechos sin control, donde gigantescas chimeneas humean a la vez que desprenden un olor nauseabundo, donde Hospitales sin conciencia preventiva eliminan sus detritos sin saber el destino final y donde el saneamiento prometido lleva visos de convertirse en otra falsa promesa electoral.

Jesús González Pérez

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