Vodafone reinventa la mentira de que Graham Bell fue el inventor del teléfono La nueva campaña publicitaria de Vodafone reinventa la mentira de que Alexander Graham Bell fue el inventor del teléfono. El auténtico inventor fue el italiano Antonio Santi Giuseppe Meucci, (Florencia 1808 - Nueva York 1889). El propio Congreso de los Estados Unidos aprobó el 11 de junio de 2002 la resolución 269, por la que se reconocía que el inventor del teléfono había sido Antonio Meucci, que lo llamó teletrófono, y no Alexander Graham Bell. La multinacional de telefonía da una patada a la historia justo el año en que se conmemora el 200 aniversario del nacimiento de Giuseppe Meucci 11-Noviembre-2008 A.R.Dosantos
El inventor del teléfono Antonio Santi Giuseppe Meucci. Ironías del destino, el actor que en los anuncios de Vodafone interpreta a Graham Bell se parece más a Meucci que a Bell -Foto de dominio público-
Video, Vodafone escucha Graham Bell No inventó el Teléfono fue Meucci
Alexander Graham Bell dio a la humanidad grandes inventos, pero no el teléfono. La guerra legal contra Giuseppe Meucci destapó el lado oscuro de un genio
Vodafone utiliza la imagen de Graham Bell para dar a conocer la posibilidad de sustituir el fijo por el móvil. Los anuncios de Vodafone dicen: “Si Alexander Graham Bell pudiera ver la telefonía fija reinventada por Vodafone; si pudiera saber que es igual de genial pero aún mejor…”
La nueva campaña publicitaria re reinventa la mentira de que Graham Bell fue el inventor del teléfono. El auténtico inventor fue el italiano Antonio Santi Giuseppe Meucci, nacido en Florencia el 13 de abril de 1808 y muerto el 18 de octubre de 1889 en Nueva York.
No se trata de un matíz discutible histórico ni de una “leyenda urbana” como algunas que circulan al rededor de la Coca Cola. El propio Congreso de los Estados Unidos aprobó el 11 de junio de 2002 la resolución 269, por la que se reconocía que el inventor del teléfono había sido Antonio Meucci, que lo llamó teletrófono, y no Alexander Graham Bell.
Vodafone le da una patada a la historia justo cuando se cumplen 200 años del nacimiento del genial inventor italiano.
La triste historia de Antonio Santi Giuseppe Meucci y el triunfo de un oportunista (Wikipedia)
En 1860 Meucci sacó a la luz su invento. En una demostración pública, la voz de un cantante es reproducida a una considerable distancia. La prensa italiana de Nueva York publica una descripción del invento y un tal Sr. Bendelari se lleva a Italia un prototipo y documentación para producirlo allí, pero no se vuelve a saber de él, como tampoco se materializó ninguna de las ofertas que surgen tras la demostración.
Meucci, en una situación económica precaria, se ve obligado a vender los derechos de sus otros inventos para sostenerse y a duras penas puede ir pagando los gastos de la patente del teléfono. Un accidente, la explosión del vapor Westfield, del que sale con severas quemaduras, obliga a su esposa a vender los trabajos de Antonio a un prestamista por 6$. Cuando, una vez repuesto, vuelve para recuperarlos la casa de empeño dice haberlos vendido a un hombre joven al que nunca se pudo identificar.
Meucci trabaja intensamente en la reconstrucción de su mayor invento, consciente de que alguien puede robarle la patente, pero incapaz de reunir los 250$ que cuesta la patente definitiva, tiene que conformarse con un trámite preliminar de presentación de documentación que registra el 28 de diciembre de 1871 y que puede permitirse renovar sólo en en 1872 y 1873.
En cuanto tiene el acuse de recibo de Patentes, vuelve a empeñarse en demostrar el potencial de su invento. Para ello, ofrece una demostración del telégrafo parlante a Edward B. Grant, vicepresidente de una filial de la Western Union Telegraph Company. Cada vez que Meucci trataba de avanzar, se le decía que no había hueco para su demostración, así que a los dos años, Meucci pidió que le devolvieran su material, a lo que le contestaron que se había perdido.
En 1876, Alexander Graham Bell registró una patente que realmente no describe el teléfono pero lo refiere como tal. Cuando Meucci se enteró, pidió a su abogado que reclamara ante la oficina de patentes de los EE.UU. en Washington, algo que nunca sucedió. Sin embargo, un amigo que tenía contactos en Washington, se enteró de que toda la documentación referente al telégrafo parlante registrada por Meucci se había perdido. Una investigación posterior puso en evidencia un delito de prevaricación por parte de algunos empleados de la oficina de patentes con la compañía de Bell. En un litigio posterior entre Bell y Western Union, afloró que existía un acuerdo por el cual Bell pagaría a la Western Union un 20% de los beneficios derivados de la comercialización de su invento durante 17 años.
En el proceso legal de 1886, tuvo que lidiar, incluso contra sus propios abogados, presionados por el poderoso Bell, pero Meucci supo hacer entender al juez que no cabía duda en cuanto a la autoría del invento registrado. A pesar de la declaración pública del entonces Secretario de Estado: "existen suficientes pruebas para dar prioridad a Meucci en la invención del teléfono". A pesar de que el gobierno de EE.UU. inició acciones legales por fraude contra la patente de Bell, el proceso fue embarrancado en el arenal de los recursos por los abogados de Bell, hasta cerrarse a la muerte de Meucci en 1896.
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