Representantes del Parlamento Europeo y el Consejo alcanzaron un acuerdo en segunda lectura sobre la directiva de residuos, que la Eurocámara aprobó hoy. El Consejo tendrá que dar su visto bueno formal a la nueva normativa.
En el debate celebrado ayer, la ponente parlamentaria Caroline JACKSON (PPE-DE, Reino Unido) señaló que el proceso de negociación "ha sido un camino largo y tortuoso". Por eso, "éste es el mejor acuerdo posible". Jackson indicó los logros alcanzados por la Eurocámara, como los objetivos vinculantes para el reciclaje y la reutilización de ciertos materiales. "Es un éxito significativo, pues esta idea ni siquiera se contemplaba en la propuesta de la Comisión europea". Además, "hemos conseguido que la jerarquía de tratamiento de residuos figure por primera vez en la legislación europea y que se incluya un nuevo artículo sobre biorresiduos".
Numerosos diputados respaldaron el compromiso durante el debate de ayer, aunque algunos oradores destacaron que este acuerdo es "demasiado débil" y criticaron que no se hayan incluido objetivos vinculantes para la prevención de residuos. El compromiso prevé la introducción de objetivos de reutilización y reciclaje de los residuos. Los países de la UE tendrán que tomar las medidas necesarias para garantizar que en 2020 se recicla o reutiliza el 50% del papel, el plástico y el vidrio de los residuos domésticos, así como el 70% de los desechos no peligrosos procedentes de la construcción y las demoliciones. La Comisión revisará estos objetivos en 2020 (artículo 8bis).
En el debate de ayer, el comisario de Medio Ambiente, Stavros Dimas, señaló que "es difícil convencer a los Estados de que cumplan objetivos vinculantes". En respuesta a los diputados que calificaron de "débiles" los objetivos acordados, Dimas aclaró que "en caso de que los Estados no alcancen estas metas en 2020, la Comisión podrá llevarlos ante el Tribunal de Justicia por incumplimiento de lo establecido en la directiva".
Incineración
Uno de los puntos más controvertidos de la nueva directiva es el relativo a la incineración de residuos sólidos urbanos. Durante años se ha debatido si la incineración debe considerarse una operación de "eliminación" o de "valorización". Los partidarios de esta última opción subrayan los beneficios de esta práctica sobre el medio ambiente. En la normativa comunitaria vigente, las plantas incineradoras son consideradas instalaciones de eliminación. No obstante, algunas de las plantas que producen energía están clasificadas como de valorización.
La Comisión Europea y el Consejo opinan que las operaciones de incineración deberían ser consideradas de valorización, ya que contribuyen a cumplir los objetivos de eficiencia energética. Según las nuevas normas, sólo las plantas más eficientes serán clasificadas como de valorización, ya que de esta forma se incentivará a las demás a mejorar su eficiencia. Esta disposición se revisará seis años después de la entrada en vigor de la directiva. En el debate de ayer, la ponente señaló que esta medida "incentivará a los operadores a cumplir niveles elevados" de eficiencia energética y añadió que "en el futuro recordaremos que los residuos son un buen combustible".
La Eurocámara rechazó, en primera lectura, la propuesta de considerar la incineración como una operación de valorización y también se opuso a la solución definitiva basada en la eficiencia.
Planes nacionales y programas de prevención
La directiva obliga a los Estados miembros a introducir planes nacionales de gestión de residuos, que presentarán un análisis de la situación en cada Estado miembro, y programas de prevención de residuos. El plazo para la presentación de estos programas es de cinco años después de la entrada en vigor de la directiva (artículos 25 y 26). La Comisión establecerá en 2014 objetivos para la prevención de residuos aplicables a partir de 2020.
Jerarquía de prevención y gestión de residuos
El acuerdo introduce una jerarquía que servirá de principio orientador en la legislación y la política sobre la prevención y la gestión de los residuos. Los elementos de la jerarquía son, por orden de importancia: la prevención; la preparación para la reutilización; el reciclaje; otros tipos de valorización; y la eliminación (artículo 11). Los Estados miembros tendrán que considerar esta jerarquía, tal y como propuso la Eurocámara, un orden de prioridades más que una guía.
Las nuevas normas también incluyen una definición de los subproductos (artículo 4) y del "fin de la condición de residuo" (artículo 5). También introduce una mayor responsabilidad del productor (artículo 7) y obliga a los Estados miembros a que tomen medidas para promover la producción de biorresiduos (artículo 19).
Cifras
Cada año en Europa se generan más de 1,8 millones de toneladas de residuos, de las que menos de un tercio son recicladas. Cada ciudadano genera anualmente en la UE 3,5 toneladas de residuos, procedentes sobre todo de las actividades comerciales (tiendas, restaurantes, hospitales...), la industria, la agricultura, la construcción y la minería.
En cuanto a los residuos urbanos, en 1995 se generaron 460 kilos por persona, cifra que creció hasta los 520 kilos en 2004 y que está previsto que en 2020 se eleve hasta los 680 kilos, lo que supone un crecimiento de casi el 50% en 25 años.
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