Motivos económicos y derivados de las medidas de gestión actualmente en vigor son las principales causas de este derroche de los recursos pesqueros
Oceana pide una prohibición total de los descartes para la flota europea como medida necesaria para la protección de los recursos pesqueros y ecosistemas marinos
Más de 7.3 millones de toneladas de pescado se tiran anualmente por la borda cada año. Esta cantidad representa un 8% del total mundial de las capturas. Esta práctica conocida en pesca como descartes consiste en desechar aquella fracción de las capturas que carece de interés comercial o bien que infringe alguna norma actualmente en vigor. Las capturas accidentales de especies no objetivas o no comerciales, las que exceden la cuota o son ejemplares inmaduros, o simplemente la voluntad de alcanzar un precio más elevado para el producto en el mercado son algunas de las causas que hacen de los descartes una práctica muy extendida.
Los descartes no sólo constituyen un derroche de los recursos pesqueros, sino que además suponen un problema añadido a la sobreexplotación de los recursos pesqueros, ya que no permiten una correcta evaluación del estado real de los stocks. Los científicos no reciben información sobre lo que realmente se está extrayendo del mar, y por ello, los modelos que aplican para evaluar el estado de las pesquerías dan resultados erróneos o poco fiables. Por otra parte, los descartes provocan alteraciones en el ecosistema y comprometen la futura supervivencia de las poblaciones de peces. Oceana reclama la prohibición total de esta práctica para la flota de la Unión Europea. Países como Noruega o Islandia ya han incorporado esta medida a su legislación.
Para la Comisión Europea minimizar los descartes constituye una prioridad en materia de gestión de pesquerías. Por ello en los próximos días la Comisión hará pública una Comunicación que marcará las pautas a seguir en los próximos años para la eliminación de esta práctica en la flota comunitaria. Según declaraciones de Ricardo Aguilar, Director de Investigación de Oceana para Europa: “Esperemos que la dirección emprendida por la Comisión sea la correcta y no se limite a medidas superficiales o cosméticas que den lugar a nuevos resquicios legales para mantener esa práctica. Oceana no sólo pide una prohibición total de los descartes, sino que las medidas que se adopten se dirijan a atajar las causas que provocan este fenómeno y vayan acompañadas por mecanismos adecuados de control sin los cuales se comprometería la efectividad del plan”.
Una de las principales causas de los descartes es el sistema de Total Admisible de Capturas (TAC) o sistema de cuotas utilizado en la Unión Europea. Teóricamente otorga unas cuotas de capturas, sin embargo, éstas se fundamentan en los desembarcos en puerto, por lo que en términos efectivos se podrían denominar Total Admisible de Desembarco (TAL, en sus siglas en inglés). De esta forma, si una embarcación supera la cuota asignada, la única alternativa de la que dispone es el descarte de una parte de las capturas. Se estima que 1 de cada 6 kilos de pescado capturado es devuelto al mar en la Unión Europea, estimación realizada en base a los desembarcos realizados en puerto y no a las capturas reales, por lo que esta cifra puede ser bastante superior. Oceana ha reiterado en numerosas ocasiones la necesidad de que las cuotas asignadas sean realmente de capturas y no de desembarco.
Otra causa bastante frecuente de descartes es la captura de individuos de talla inferior a la permitida por las Tallas Mínimas de Desembarco utilizadas en la actualidad. La utilización de artes de pesca poco selectivos provoca la captura ilegal de inmaduros que no pueden ser descargados en puerto y, en muchos casos, tampoco comercializados, por lo tanto son descartados. La captura y descarte de inmaduros elimina la posibilidad de que estos crezcan y se conviertan en nuevos reproductores, mermando los stocks sin aportar ningún beneficio económico.
Por otra parte, las capturas accidentales o bycatch constituyen el mayor volumen de especies descartadas, y sin embargo no se encuentran reguladas ni contabilizadas. Existen pesquerías en aguas europeas en las que los descartes ascienden a un 70% del total compuesto principalmente por especies sin interés comercial. A modo de ejemplo, es frecuente ver en las playas del levante español grandes cantidades de bogas que llegan a la playa fruto del descarte de algún arrastrero que faene por la zona.
“Una prohibición total de los descartes para la flota europea haría de los pescadores los primeros interesados en disminuir las capturas accidentales, poniendo los medios necesarios para incrementar la selectividad de sus artes de pesca. Esperemos que el proceso que emprenda la Comisión Europea imponga con la mayor brevedad medidas enfocadas a minimizar esta práctica y que estas se adapten a la realidad de la situación”, concluye Ricardo Aguilar.
OCEANA España
Foto de © OCEANA / Juan Cuetos
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