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El laberinto del fauno del gasto sanitario en Asturias

Hace un par de semanas se dio a conocer que Asturias caía en picado al octavo puesto en gasto sanitario por habitante, sólo 5 años después de recibir las transferencias

9-Abril-2007 artículo de Antonio Rodríguez Dosantos

Hace un par de semanas se dio a conocer que Asturias caía en picado al octavo puesto en gasto sanitario por habitante, sólo 5 años después de recibir las transferencias. Es una caída espectacular y yo esperaba alguna reacción de los políticos. Los de la oposición levantando su voz indignados, y los políticos del gobierno negando los datos; pero ha ocurrido algo mucho peor, no hay reacción, ni buena, ni mala, ni regular, ni mediocre que suele ser el tono de la política astur. En el conocido trinomio popular salud, dinero y amor; parece que para los políticos asturianos lo más importante es el dinero, respecto al amor se podría hablar mucho de los líos de faldas y braguetas dentro de los partidos; pero y la salud dónde queda la salud para los políticos al norte del Pajares?.

La noticia es mala, pero en realidad es peor; porque Asturias tiene una población muy envejecida, que es la que más necesita de una buena atención sanitaria. Sirva como ejemplo que en Asturias tenemos la mayor incidencia mundial de cáncer de laringe, afirmado por el prestigioso médico Carlos Suárez Nieto. El cáncer de laringe lo causa fundamentalmente el tabaco. En Asturias no tenemos una población mucho más fumadora que la de otras tierras, y tampoco es debido a la contaminación, aunque puede que empuje un poquito. El motivo fundamental de este pico estadístico que nos hace figurar, por desgracia, en el mapa sanitario mundial, es que tenemos una población muy, muy envejecida. Y con este ejemplo vemos que a nosotros los asturianos, que cada vez somos más viejos, se nos recorta el gasto sanitario.

Desde que Asturias asumiera las transferencias del extinto Insalud, en enero de 2002, la inversión sanitaria per cápita se ha ido hundiendo cada vez más. Y lo ha hecho, según los expertos, a costa de reducir inversión pública. Después de la reconversión industrial a los asturianos todavía nos queda el poder presumir de tener una estupenda sanidad. Asturias le sacaba varias cabezas a Cataluña, Navarra o País Vasco, autonomías que históricamente se caracterizan por disponer de un fuerte sistema sanitario. Pero eso ya no es así y ahora nos superan comunidades como Cantabria o Extremadura.

¿A dónde ha ido el dinero que se tenía que haber invertido? Victor Manuel se preguntaba en una canción ¿Dónde van los besos que no damos?, en este caso tenemos que preguntar a nuestros gobernantes ¿A dónde ha ido el dinero que no han dado para sanidad? Cuando existe una estrategia de gasto y una partida definida año tras año, no puede ocurrir un bajón tan drástico como el que hemos vivido. Alguien ha decidido, en algún momento, cambiar de estrategia, meter la tijera, el bisturí y el machete de carnicero para reducir el crecimiento y el gasto respecto a otras comunidades autónomas. Y para rematar el propio gobierno del Principado reconoce que existe un desfase entre ingresos y gastos en los cuatro ejercicios presupuestarios que van de 2002 a 2005 que suman 551 millones de euros. Una cuantía que representa casi el 50 por ciento del montante total de un año de servicios sanitarios en la región.

Supuestamente para remediar lo anterior en Asturias nos cobran el recargo regional sobre los hidrocarburos, que es un impuesto sobre los combustibles, aplicado a partir del 2004, destinado a financiar la sanidad y en concreto, en el caso asturiano a acometer la construcción del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA).

Este impuesto era parte de un ambicioso plan del vicepresidente Solbes y los ministros Sevilla y Salgado para “enjugar la deuda por gasto sanitario de las CCAA”. Su intención era subir un 10% el impuesto sobre el alcohol, un 5% el del tabaco y se permitirá a las CCAA aumentar los de la electricidad y los carburantes. Asturias se aplicó todo este enjuague y aún así estamos mucho peor que antes de desaparecer el Insalud.

Antonio Rodríguez Dosantos