FAPAS localiza lazos y trampas en zonas donde habitan los osos

Las trampas están perfectamente diseñadas para aguantar la fuerza de un animal de gran tamaño, que pudiera superar los 200 kilos de peso, que es lo máximo que alcanza de peso un oso cantábrico en libertad

5-Abril-2007 Crónica del FAPAS sobre la acción

Crónica de la acción contra las trampas

Esta semana ha sido intensa pero no de plantaciones de árboles, sino de búsqueda de trampas. Teníamos preparada una salida de campo hasta uno de los concejos más aislados de las montañas cantábricas, el de Ibias, que hace frontera de Asturias con León y Galicia.

En Ibias hace un año que no se caza y sospechamos que esta circunstancia ha favorecido una menor vigilancia y por tanto la existencia de una caza furtiva importante mediante la utilización de trampas. Así que programamos para el pasado martes y miércoles unas salidas de campo de toda la tropa del FAPAS junto con la patrulla del Seprona de Cangas del Narcea y guardas de la Sociedad Astur de Caza.

El caso es que antes de salir para Ibias, Luis, uno de los trabajadores de la asociación que trabaja en las plantaciones que estamos haciendo en el Parque Natural de Somiedo con la ayuda de Anida, vinculada al banco BBVA, estaba mirando unas fincas para los trabajos de plantación y se encontró con una trampa colocada en un área osera del parque, así que decidimos antes de marchar para Ibias darle un repaso a la zona y la gran sorpresa es que aparecieron colocadas cinco trampas que por sus características, evidentemente se trata de trampas para cazar osos.

Como se puede ver en las fotografías, las trampas están perfectamente diseñadas para aguantar la fuerza de un animal de gran tamaño, que pudiera superar los 200 kilos de peso, lo máximo que alcanza de peso un oso cantábrico en libertad.

Revisada la zona de Somiedo, nos trasladamos a Ibias donde se revisaron tan solo dos zonas. Revisar todo el concejo precisaría de meses de trabajo, ya que es uno de los más extensos de España y muy montañoso.

Y como suponíamos, encontramos con facilidad numerosas trampas, unas treinta, que por fortuna están más orientadas a la caza de jabalí y de corzos, pero no hay que olvidar que estas trampas, aunque sean más pequeñas y construidas con cables más finos, también son tremendamente peligrosas para los oseznos, que si caen en ellas, será muy difícil que consigan soltarse.

Como vemos, el mundo de los cazadores furtivos, las trampas, es un problema que exige de un gran esfuerzo de trabajo. El resultado de estos días de trabajo no sabemos si decir que ha sido bueno o un desastre. Descubrir trampas colocadas específicamente para poder capturar osos es una muy mala noticia. ¿Tramas furtivas de nuevo entorno al oso?. Pensábamos que esto estaba superado, pero sea como sea, la voz de alarma ya está dada y habrá que tomarse muy en serio esto del trampeo ilegal, pues puede convertirse en una herramienta negativa que anule los buenos resultados del trabajo de conservación del oso durante estos años.

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