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El Amianto la muerte lenta 8-Junio-2006 Antonio Rodríguez Dosantos |
Operarios retirando un tejado con amianto |
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| Según
anunció hace unas semanas el sindicato CCOO el amianto matará en España
entre 50000 y 60000 personas. Y Asturias nuevamente, como en todos los
temas de contaminación, vuelve a estar entre los puestos de cabeza, junto con Cataluña,
Madrid, Andalucía y el País Vasco. El amianto mata poco a poco
y su forma de asesinar es el cáncer de pleura y pulmón, que afecta sobre todo a
trabajadores de la industria naval, fibrocementos, material ferroviario y reparación de
automóviles. Seguro que ya habrá algún lector que al terminar el párrafo anterior piense que todos estos datos son otra película de ecologistas y de sindicalistas paranoicos, lo mismo que por ignorancia o terquedad o tal vez proteger intereses ocultos también piensan muchos empresarios y algunos políticos. Sin embargo la realidad sigue su camino y en Asturias ya se han dado sentencias que reconocen la muerte de trabajadores por exposición al amianto. Como por ejemplo la sentencia del 2002 que condenaba a Ensidesa y Aceralia a pagar 120.000 euros por la muerte de un obrero, que estuvo expuesto al amianto, lo que le provoco una cáncer pulmonar. O la sentencia sobre el caso de un trabajador de la Empresa Municipal de Aguas de Gijón, hace unos meses, donde la magistrada del Juzgado de lo social número tres de Gijón, dejó bien claro los riesgos del amianto y el largo tiempo que transcurre entre que se produce la intoxicación y se desarrolla algún tipo de enfermedad. No podemos tomarnos el problema tan a la ligera, como se lo toman algunos empresarios y políticos. Sirva como ejemplo la constructora de la futura urbanización de los Balagares, que derribo una nave en Truyés que contenía amianto sin aplicar ningún criterio de seguridad. Por desgracia esto es un problema común que puede multiplicarse en el futuro, ya que el gran núcleo de edificios que contiene amianto, es decir los construidos entre 1970 y 1990, comienzan a necesitar reformas o deben ser derribados. El amianto mata; pero se conoce cuales son sus riesgos y como debe ser tratado, así que no será el amianto el que mate, sino la torpeza de los humanos en su gestión. Antonio Rodríguez Dosantos |
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